lunes, 21 de noviembre de 2011

Lluvia de esperanza.

Bajo una tormenta impresionante en la ciudad de Avellaneda, Independiente fue superior a un Olimpo timorato y sin ideas más que esperar y tratar de generar alguna contra (que fueron desperdiciadas por la ineficacia de sus atacantes). El rojo jugó un mal primer tiempo, como nos tiene acostumbrados últimamente. Lateralizando la pelota y delegando responsabilidades en ambos centrales (al fin Julián volvió a su puesto), pareciera ser que si la pelota no pasa por Tuzzio o Milito, la jugada pierde validez. Por esto mismo, y por la falta de profundización de mitad de cancha para adelante, el primer tiempo resultó aburrido y nocivo para los ojos de los espectadores. Cada pelota que circulaba en poder de Independiente era prestada entre Pellerano, Iván Pérez y Godoy, hasta que finalmente recaía en los pies de Milito que intentando profundizar, metía bochazos para un inactivo y displicente Nuñez o para Parra, que luchaba más de lo que jugaba (como sucede últimamente).


 El primer gol llegó tras una jugada aislada en la que el interminable Tuzzio tomó la lanza y llevó al equipo a profundizar. Tal es así que el mismo fue el que convirtió el gol (sin restarle méritos, esto habla de cómo es el ataque de este equipo).
En el segundo tiempo el trámite fue mucho más desparejo. Independiente se hizo dueño del balón e hizo lo que quiso con un Olimpo que seguía atinando a acertar alguna falla defensiva del conjunto rojo o a concretar algún contragolpe. Claro está, que no estuvo ni cerca de convertir, salvo un remate que tapó bien Gabbarini.
Enseguida Iván Pérez, de gran actuación, acarició la pelota para marcar el 2-0 y definir el partido. A partir de allí, emergió la figura de Defederico, que se cansó de eludir rivales y generar jugadas de peligro. Tal es así, que Musto se fue expulsado tras pegarle una patada cuando el delantero del rojo lo había gambeteado.
Más tarde llegó el tercer y último gol de la noche. Tuzzio volvió a copar el mediocampo y con una pared en ofensiva, abrió la pelota casi en posición de 10 para un Parra que se encontraba habilitado y que supo definir con categoría.

La novedad de la noche fue el ingreso del juvenil Martín Benítez, que supo mostrar una interesante participación en el juego.
Independiente no juega bien, es un equipo irregular y tiene muchos errores ofensivos y defensivos. Que Eduardo Tuzzio haya sido el conductor del equipo por momentos, muestra a las claras, la deficiencia de este Independiente que intenta sumar puntos para no pensar en el promedio y si en la Libertadores. Tal vez sea la hora de empezar a apostar por los que más saben con la pelota. Villafañez es uno de los casos, Iván Pérez pide pista hace tiempo y parece comenzar a afirmarse en primera. El equipo no genera esperanza, pero los juveniles sí, y sumado a la jerarquía de Gabriel Milito y el increíble momento de Velázquez, hay que pensar en dejar al club en lo más alto de la tabla de posiciones para con solamente 2 refuerzos, en el 2012 pelear por cosas serias. Ojalá lo acompañe una nueva dirigencia...

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