martes, 25 de octubre de 2011

El poder del hincha.

Pasó un nuevo partido e Independiente volvió a regalar prestigio. No acorde a las declaraciones del técnico Ramón Díaz, que había dicho que este era un equipo ofensivo y que ya se había ganado a la gente. Los 11 que salieron a la cancha fueron un conjunto de fantasmas que ni siquiera fueron capaces de vender cara la derrota. Un 0-3 que duele y mucho. Pero no sólo duele en lo deportivo, ya que perdimos por goleada y baile ante el equipo que se ubicaba en la última posición del campeonato, sino que duele en el alma y en el corazón.

¿Por qué?






 El hincha de Independiente, está cada vez más "racinguizado". No exige, aplaude situaciones del juego cotidianas, viva a jugadores que son dignos de jugar en una categoría inferior, grita "ole" cuando estamos perdiendo 0-2 y para peor: se va aplaudiendo a un equipo que no creo una sola situación clara de gol y además, cantando como si hubiésemos ganado 4 a 0. Esto ya no es una cuestión de la barra, que no quiere que se insulte al presidente, el hincha perdió el rumbo, le da más importancia a lo que pasa en las tribunas que a lo que sucede en el campo de juego. Gracias a dios, todavía hay personas que saben lo que es la historia de Independiente y exigen. Pero claro, es difícil hacerlo cuando se es minoría.

Ya no es novedad, que desde la gestión Comparada, el club se hundió cada vez más. Lamentablemente, lo que logró este "hombre" es bastardear a Independiente en todos sus sentidos. Tal vez, habría que recordárles a aquellos hinchas que le dan más importancia a "la fiesta en la tribuna", que en este club, cuando un equipo jugaba mal, la gente no iba a la cancha, demostrando total inconformismo para con el plantel. O si se perdía un campeonato o algún clásico, al otro día en Mitre 470 aparecían cientos de carnets rotos. Esto es Independiente, esto es paladar negro y amargura. La amargura que muchos usan para cargarnos, no saben ni de donde proviene. Al club mal no le fue, exigiendo en toda su historia, cuando se dejó de hacerlo, llegamos a este presente. Entonces, dejemos de estar al tanto de lo que pasa en las tribunas, y focalizemos en lo que pasa en el club y en el verde césped.

De nada vale "romper todo" si jugamos la promoción o nos fundimos. El momento de reaccionar es ahora, si el hincha no hace valer la identidad de su club, vamos muertos...

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