En un primer tiempo totalmente para el olvido, Independiente volvió a jugar terriblemente mal y el saldo de la primera mitad arrojó a un Tigre que se ponía en ventaja gracias a un gol de Carlos Luna. Fallas en el medio, intrascendencia, poca profundidad y carencia de ideas los síntomas de un Independiente que genera un exclusivo dolor de ojos para los hinchas que ya no resisten más tanta verguenza.
En el segundo tiempo, Tigre dejó los nervios y sus deficiencias de lado y fue superior a un Independiente que sorpresivamente consiguió el empate apenas comenzada la segunda etapa. Patricio Rodriguez la clavó en el segundo palo de García y el rojo conseguía empatar el encuentro. A partir de ahí, la cara de los de Avellaneda mejoró un poco, con un Fredes como manija del equipo, logró golpear otra vez: Farías recibió de Villafañez y abrió hacia un solitario "patito" que definió bien por sobre el arquero de Tigre.
2 a 1 y la historia había cambiado. Pero Independiente es un equipo muy frágil y tarde o temprano se sabía que iba a sacar a relucir sus grandes errores. Pelota cruzada que cayó al área y el "Malevo" Ferreyra que cometió un infantil penal con la mano (fue expulsado). Fue Morales quien estampó el 2 a 2 y encendió la ilusión de Tigre a la misma que apagó la de Independiente. Luego Cristian Díaz mandó a la cancha a Iván Pérez para aguantar el partido y no hubo tiempo para más.
Semestre totalmente para el olvido. Debe haber un cambio de mentalidad urgente, el camino lo marcaron River y San Lorenzo. Independiente NO debe ser el próximo.
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