sábado, 14 de abril de 2012

Expulsión, derrota, baile y taxi.




Así podría definirse el cierre de la tarde para Teófilo Gutiérrez. Un experto en hacer calentar los clásicos. Igualmente habría que recordarle que para jugar un clásico contra "Papá" hay que tener mucha personalidad. Algo que le falta. Mirá como se fue Racing tras el cabaret en el vestuario.





No, no hizo tres goles, tampoco ganó el partido ni aguantó los 90 minutos. Teófilo Gutierrez que se había convertido en una máquina de expender humo desde su llegada a Racing, se dio cuenta quién es el más grande de Avellaneda y tras la recriminación de sus pares en el vestuario el colombiano terminó a los golpes de puño e incluso llegó a mostrar un arma de juguete. Increíble pero real.

Finalmente, se retiró solito, pagando un taxi, con las monedas que había juntado el clásico anterior.
Lo cierto es que su vaticinio (prometió tres goles) no se cumplió y para peor, abandonó a sus compañeros. Papá por siempre.




Gonzalo Barcena

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